martes, 7 de abril de 2009

Via Crucis XIV Estación, Jesús en el sepulcro.

Te adoramos, Jesús, y te bendecimos que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Amen.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él. Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por Él quiso reconciliar consigo todas las cosas: haciendo la paz por la sangre de su cruz con todos los seres, así del cielo como de la tierra. Carta a los Colosenses 1, 17-20

Y te puse en el sepulcro.

Te escondí como ladrón las especies robadas; como el mentiroso, la verdad rechazada.

Te levante como un madero seco y apenas mostré tu desnudez salieron brotes de fe, esperanza y caridad, en el ladrón, en la adúltera, en el leproso del pecado y en el ciego a tu bondad.

En tu sepulcro no puse el madero, Señor. Permítame hacerlo mío y cargarlo con las fuerza de la fe, con la alegría de la esperanza de que me esperas a la puerta de tu casa.

Dame el madero, Señor, para reposar allí el alma y el corazón y apara ser lumbre y calor de estío, para tanto hombre que tiene frío.

Oración:

Como están los ojos de los esclavos, fijos en las manos de tus señores, así están nuestros ojos en el Señor, esperando su misericordia. Mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora, porque el Señor escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí.

Por tu dolorosa pasión, Señor, ten piedad de nosotros y del mundo entero. Ten piedad de mí.

Nuestro agradecimiento al Dr. Santiago Soto Obrador, Autor de este Vía Crucis.

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